Psicoterapia Existencial

Hay una diferencia entre el Ser, y la experiencia del Ser. El Ser es aquello que soy, aquello que somos. No podemos ser otra cosa mas que el Ser.

Sin embargo, no podemos mas que experimentar al Ser. Todo aquello a lo que le llamo mi Ser, es siempre mi experiencia de éste.

Lo único que tengo es mi experiencia del ser. Eso es lo único que tengo, no tengo al Ser. La experiencia no es todo el ser, pero al mismo tiempo, surge de este y es parte de él.

Es un dilema irresoluble, no puede solucionarse, es una paradoja. Lo único que puedo expresar es siempre la experiencia del Ser, por lo tanto siempre será incompleto, porque además en la misma expresión se modifica la experiencia, y por lo tanto, el Ser se está creando nuevamente. Todo lo que expreso es un pequeño fragmento de la realidad, y nunca podré expresar la realidad completa, aunque paradójicamente, aquello que expreso es la única realidad a la que tengo acceso.

El Ser se está creando continuamente, es una co-creación. Algo que surge a partir del juego interrelacional e intersubjetivo a cada nueva situación. Por lo tanto el Ser no es un individuo, no es algo autónomo e independiente. El Ser está relacionado y es esta misma relación.

La experiencia del Ser por otra parte, es sólo una perspectiva limitada que nos hace creer en la independencia y autonomía. Aquello a lo que llamo “yo” es simplemente una perspectiva del Ser. Mi propia perspectiva. Y aquello a lo que llamo “tu” es mi perspectiva de ti, es decir, de tu perspectiva.

Esto suena un poco enredado; nos enfrentamos a las dificultades del lenguaje para poder expresar la realidad del Ser y de su experiencia. Mas es importante reconocer que todas las ideas de individualidad y separación, surgen de la perspectiva particular de la experiencia del Ser, no del Ser.

Entonces la experiencia del Ser es una ilusión, y por ello muchos han asemejado la perspectiva existencial con las perspectivas budistas. La ilusión de la separación se sostiene porque es necesaria para la sobrevivencia. Si tuviéramos la experiencia constante y permanente de la unidad, probablemente dejaríamos incluso de comer o dormir, o nos la pasaríamos dormidos todo el tiempo. La ilusión de la separación permite que haya desarrollo y evolución, pero nos engaña haciéndonos creer que el Ser es autónomo e independiente de otros seres. En el Ser no hay separación.

Psicoterapéuticamente hablando, esta distinción nos ayuda a reconocer que lo único que podemos hacer por nuestros clientes es reconocer junto con ellos la co-creación continua del Ser y para hacerlo recurrimos a la experiencia. Si logramos analizar conjuntamente las diferentes formas como vamos construyendo el Ser, y cómo nuestra experiencia va surgiendo a partir de esto, podremos reconocer nuevas y más amplias posibilidades para ser. Esto, a final de cuentas, es el mayor regalo que podemos ofrecerle a nuestros clientes, y a nosotros mismos en el proceso. El reconocimiento de la permanente co-construcción de lo que somos y la amplitud de posibilidades que esto significa.